Este martes, se realizó el acto protocolar con motivo de la celebración del 161° Aniversario de la localidad de Olivera.
La actividad se desarrolló frente a la estación de trenes de la delegación. Allí el intendente comunal expresó: “Hoy celebramos un nuevo aniversario del pueblo. Felicitaciones a todas las instituciones por mantener viva la historia de Olivera, somos el presente pero compartimos una raíz. Gracias a todas las instituciones que trabajan para y por el futuro de Olivera. Hoy, a pesar del contexto, seguimos apostando a reconstruir la identidad de la localidad, intentando preservar su patrimonio, para lograr el reconocimiento histórico que merece”.
Asimismo, Graziella Macagno, directora del Museo Histórico “Donato Macagno” y miembro de la Junta Municipal de Estudios Históricos, brindó unas palabras para dar el marco a la fecha: “En julio del año 2000, los vecinos de Olivera elegimos el 21 de octubre como fecha fundacional por ser el día en que Don Domingo Olivera dona parte de sus tierras para el paso del ferrocarril, en el año 1864. Olivera representa un pueblo trabajador, solidario y con una historia de la cual sentimos orgullo”.
También brindaron unas palabras Alberto Díaz, presidente de la Comisión de Fiestas de Olivera, y Romina Blanco, de la Cooperativa Sumando Voluntades. Ambos explicaron el trabajo que realizan cotidianamente por la comunidad.
A continuación, se realizó la entrega de banderas argentinas para las distintas instituciones educativas, y de un presente para la Cooperativa Sumando Voluntades en agradecimiento por la restauración del surtidor que forma parte del patrimonio histórico de la localidad.
Un poco de historia
La localidad de Olivera, ubicada en el partido de Luján, provincia de Buenos Aires, es una comunidad con una historia profundamente ligada al ferrocarril, la vida rural y el desarrollo agrícola de la región. Situada a unos 15 kilómetros al oeste de la ciudad cabecera de Luján, Olivera nació a fines del siglo XIX y creció al ritmo de la expansión ferroviaria y del trabajo de las familias que poblaron sus campos.
Los orígenes: el ferrocarril y el surgimiento del pueblo
El nacimiento de Olivera se remonta a la década de 1880, cuando la expansión del Ferrocarril del Oeste —luego Ferrocarril Sarmiento— impulsó la creación de nuevas estaciones y pequeños pueblos rurales.
En ese contexto, se inauguró la Estación Olivera el 1º de octubre de 1889, convirtiéndose en el eje alrededor del cual comenzó a organizarse la vida del poblado.
La estación tomó su nombre de Juan José Olivera, antiguo propietario de las tierras donde se estableció la parada ferroviaria. Como sucedió con muchos pueblos bonaerenses, el tren fue el motor del progreso: permitió la salida de la producción agrícola y ganadera, facilitó el transporte de pasajeros y conectó a la región con la ciudad de Buenos Aires y con Luján.
Formación del pueblo y vida comunitaria
A partir de la instalación de la estación, comenzaron a surgir almacenes de ramos generales, herrerías, pulperías, escuelas y capillas, que se convirtieron en puntos de encuentro para los pobladores.
El trazado urbano se consolidó con la apertura de calles y la creación de lotes alrededor de la estación, donde se establecieron los primeros vecinos permanentes.
Olivera fue creciendo lentamente, conservando siempre un perfil de pueblo rural. Su economía se basó históricamente en la agricultura, la ganadería y los pequeños comercios locales, acompañados por una fuerte vida comunitaria, sostenida en instituciones intermedias, clubes deportivos y centros culturales.
Un pueblo con identidad ferroviaria y espíritu comunitario
El ferrocarril no solo marcó el origen de Olivera, sino también su identidad. Durante décadas, el paso del tren determinó el ritmo cotidiano del pueblo. Los empleados ferroviarios, las familias que trabajaban en la estación y los viajeros eran parte esencial del paisaje local.
Sin embargo, con la reducción del servicio ferroviario en las décadas de 1980 y 1990, Olivera —como tantos pueblos del interior bonaerense— sufrió un declive económico y demográfico. A pesar de ello, la comunidad mantuvo viva su identidad y trabajó activamente para preservar su patrimonio y promover su desarrollo.
En los últimos años, la reactivación parcial del ferrocarril y el crecimiento del turismo rural han devuelto vitalidad a la zona. El entorno natural, el aire de campo y la hospitalidad de sus vecinos hacen de Olivera un destino cada vez más elegido por quienes buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza.
Patrimonio y atractivos
Entre los lugares emblemáticos de Olivera se destacan:
- La Estación de Ferrocarril, que conserva su estructura original y representa un testimonio histórico del nacimiento del pueblo.
- La Capilla local y la Escuela Nº 16, instituciones centenarias que fueron pilares del crecimiento comunitario.
- El Parque Industrial Villa Flandria II, ubicado en cercanías de la localidad, que conecta a Olivera con el desarrollo productivo regional.
- Los caminos rurales y estancias históricas, que ofrecen un atractivo especial para el turismo de campo y el ciclismo.
Olivera hoy
Actualmente, Olivera mantiene su carácter de comunidad pequeña y solidaria, con una población estable que combina familias tradicionales y nuevos vecinos que llegan desde Luján o el Gran Buenos Aires en busca de un entorno más tranquilo.
A pesar de su tamaño, el pueblo conserva una intensa vida social, con fiestas locales, actividades deportivas y eventos culturales que refuerzan el sentido de pertenencia. El tren, los caminos rurales y el paisaje pampeano siguen siendo el marco que define su identidad.
Olivera, más de un siglo después de su fundación, continúa siendo un símbolo del arraigo rural y de la historia ferroviaria argentina, un lugar donde el tiempo parece transcurrir con calma, pero donde late con fuerza el espíritu de comunidad y trabajo que le dio origen.