El diario
Los celulares se han convertido, desde hace algunos años, en el dispositivo más extendido por todo el mundo, superando a las computadoras y televisores.
Pero la presencia de las pequeñas pantallas en nuestro país tiene un peso más importante aún que en otros territorios. Según datos de la consultora especializada Sortlist, se ocupa el quinto lugar a nivel mundial en lo que se refiere a las horas del día que, de media, se pasa conectado. En total, son 9 horas y 39 minutos diarios, lo que significarían 147 días del año o, lo que es lo mismo, una tercera parte de nuestras vidas. Ocupan las primeras posiciones de la lista general Filipinas, Brasil, Colombia y Sudáfrica; todos ellos entre las 10 y las 11 horas de conexión.
El sentimiento de necesidad
Existe un sentimiento general de hiperconectividad, algo que provoca que de forma recurrente se vaya observando el celular en busca de nuevos inputs, de información diferente a la de hace unos minutos. En ese sentido, no es de extrañar que las redes sociales, con más de tres horas de dedicación a lo largo de la jornada, sea la actividad favorita. Estas impulsan un contexto social virtual en el que, a pesar de que pueda haber una distancia física entre los actores, se comparte un mismo momento y espacio. Un sentimiento de necesidad creado de la nada que antes no existía.
El sinfín de actividades
Más allá de tener la sensación de necesitar el celular, pese a que uno podría vivir sin él perfectamente sin que en la mayoría de las ocasiones sus rutinas se vieran alteradas, también cabe mencionar el auge de actividades que ahora se presentan en los formatos de pantallas más pequeños. Hay infinidad de plataformas, más allá de las que conectan a distintos usuarios, que se han hecho un hueco. Por ejemplo, ahora destacan aquellas prácticas que ocupan bastante tiempo como la escucha de música, la visualización de series o el consumo de medios de comunicación.
El juego es otra de las que va en claro auge y que sirve para explicar parte de este fenómeno. En la actualidad, encontramos miles de aplicaciones diferentes en las tiendas virtuales y de temáticas distintas. Un ejemplo de ello es cómo ha migrado una actividad tan longeva en el tiempo como el póker a los aparatos de bolsillo a través de plataformas especializadas que brindan partidas y campeonatos en pocos minutos, así como diferentes maneras de interactuar con el resto de usuarios, manteniendo siempre esa esencia que lo hizo tan popular.
Los precios competitivos
Otra de las claves, tecnología y sociedad aparte, la encontramos en la vertiente más económica. Parte del éxito de los celulares está en el precio, mucho más competitivo que el de otros dispositivos. En general, se puede obtener un aparato de esta tipología sin tener que hacer un gran desembolso, mientras que es complicado decir lo mismo en el caso de buscar una computadora, un televisor o una videoconsola. Desde las opciones más caras hasta las más asequibles brindan prestaciones similares y no existe una gran diferencia.
Algo parecido sucede con la conexión a internet, también pilar fundamental de la consolidación de los teléfonos inteligentes. El aparato, tal y como había sido concebido hace tres décadas, con llamadas y mensajes, no tuvo la gran acogida que tienen ahora los smartphones. Eso se explica por la mejora en la conectividad, acompañada de unos precios competitivos, que permiten que la gran mayoría de la población tenga una red móvil disponible o, en su defecto, le sea sencillo y cómodo encontrar a una red local wifi.
