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El aumento de temperatura y las recientes lluvias generaron una explosión de barigüí en localidades de la cuenca del Salado. Vecinos denuncian enjambres que muerden, resisten repelentes y provocan fuertes reacciones.

Con la llegada de los días cálidos y húmedos, un pequeño pero agresivo insecto volvió a convertirse en protagonista del verano bonaerense: el barigüí. Esta diminuta mosca negra, pariente directa del mosquito, apareció con fuerza en diversas localidades y ya dejó sus primeras mordeduras dolorosas, según reportan vecinos y autoridades sanitarias.

Bragado, Junín, Alberti, Mercedes, Chivilcoy, Roque Pérez, General Arenales, General Viamonte y General Belgrano figuran entre las zonas más afectadas, donde se observan verdaderas “nubes” del insecto atacando a cualquier hora del día. Su proliferación se potencia con la combinación de altas temperaturas, lluvias intensas y condiciones ideales en la cuenca del río Salado, su hábitat natural.

Plaga en expansión: qué es el barigüí y por qué preocupa

El barigüí, también llamado jején o simúlido, mide apenas entre 2 y 3 milímetros, pero sus mordeduras son capaces de provocar irritación, hinchazón, sangrado y reacciones alérgicas intensas. A diferencia del mosquito, no pica con un estilete: corta la piel con sus mandíbulas, rasgando el tejido para alimentarse de sangre.

Entre sus características principales se destacan:

Apariencia: pequeño, negro, de patas cortas y antenas segmentadas.
Hábitos: muerde durante el día, sobre todo al amanecer y al atardecer.
Comportamiento: resiste a los repelentes comunes.
Hábitat: se reproduce en agua dulce corriente, especialmente tras inundaciones.
Salud: la variedad presente en Argentina no transmite enfermedades graves, aunque puede generar infecciones por lesiones abiertas.

A pesar de no ser vector de patologías severas, su presencia masiva altera la vida cotidiana y afecta incluso la actividad económica en zonas rurales, donde animales y trabajadores sufren sus ataques.

Mordeduras dolorosas y reacciones severas

Vecinos de las regiones afectadas relatan que el insecto forma verdaderos enjambres capaces de envolver a personas y animales. Su mordedura suele pasar desapercibida en el momento, ya que el barigüí libera sustancias anestésicas, vasodilatadoras y anticoagulantes. La molestia aparece después, cuando la inflamación avanza y la piel comienza a picar de manera intensa.

Las autoridades sanitarias coinciden en una recomendación clave: no rascarse. Al abrirse la piel, crece el riesgo de infecciones por bacterias que pueden ingresar a través de las heridas.

Para aliviar los síntomas se sugiere aplicar alcohol, limpiar la zona y controlar cualquier reacción alérgica.

Cómo llega el insecto a las ciudades

Pese a que su reproducción se da principalmente en arroyos y ríos limpios, especialistas explican que el viento puede transportar al barigüí a zonas urbanas. Esto explicaría su aparición repentina en ciudades donde no existen cursos de agua cercanos, un fenómeno reportado tras las últimas tormentas.

Los simúlidos, grupo al que pertenece esta especie, tienen hembras hematófagas: necesitan sangre para desarrollar sus huevos. Por eso atacan tanto a personas como a animales, especialmente en jornadas calurosas y húmedas.

Medidas de prevención para reducir el impacto

Las recomendaciones oficiales incluyen:

Evitar ropa oscura, que atrae al insecto.
Cubrir brazos y piernas en horarios críticos, como el amanecer y el atardecer.
Usar repelentes reforzados y reponerlos con frecuencia.
No rascarse ante la aparición de una mordedura.
Mantener limpios y ventilados los ambientes.

Mientras el calor continúe y las lluvias se mantengan, los expertos anticipan que la presencia del barigüí podría seguir en aumento. Las localidades afectadas permanecen en alerta, mientras vecinos y autoridades buscan estrategias para convivir, una vez más, con la temida “mosquita que muerde”.