Luego del impulso inicial y tras haber sembrado el temor en la industria cárnica algunos países analizan prohibir la carne de laboratorio.
En abril de este año, el Consejo de Ministros italiano le dio luz verde al proyecto de ley que prohibía la producción, comercialización e importación de “carne no convencional”, ni más ni menos que la denominada carne artificial, sintética o “cultivada”.Pero el país del sudeste europeo ya no está solo: de este lado del Océano Atlántico, ahora Paraguay y Brasil están dadno algunos pasos en la misma dirección.
En el país europeo el principal impulsor fue el propio Gobierno. A través del ministro de Agricultura, Soberanía Alimentaria y Bosques de Italia, Francesco Lollobrigida, se buscó ponerle un freno a este tipo de desarrollos sintéticos.
Ahora el nuevo partido de la carne sintética se juega en terreno sudamericano. En esta región del mundo la ganadería pisa fuerte y el tratamiento del tema siempre genera polémica entre los productores.
En Paraguay el abroquelamiento del campo local en este sentido parece ser total. “Total respaldo al proyecto que prohíbe la producción, comercialización e importación de carne sintética”, afirma un comunicado de la propia Cámara de Diputados paraguaya.
En paralelo a esto, el gigante JBS, frigorífico de escala mundial de capitales brasileños, por estos días aplica una inversión en una fábrica española en San Sebastián, que funcionará como una “planta de carne de laboratorio”. La firma hasta el momento destinará u$s 41 millones.
Desde la empresa plantearon que allí se producirá alrededor de 1.000 toneladas métricas de carne sintética por año, con capacidad para expandir la producción a 4.000 toneladas.
Además también planea gastar u$s 60 millones en la construcción de un instituto de investigación en el sur de Brasil y desarrollar tecnología para producir proteínas a partir de células animales.