La tuberculosis prevenible muestra un preocupante repunte del 11% en lo que va del año. El Ministerio de Salud intensifica acciones para controlar la enfermedad y evitar su expansión en poblaciones vulnerables.
Argentina atraviesa un escenario preocupante en materia de salud pública: los casos de tuberculosis aumentaron un 11% en lo que va de 2025 respecto al mismo período del año anterior. Así lo confirmó el Ministerio de Salud de la Nación a través del último Boletín Epidemiológico, que da cuenta de 7.975 notificaciones en todo el país, en línea con una tendencia ascendente que comenzó en 2020.
La situación, que se repite en otras naciones de la región tras el impacto de la pandemia de COVID-19, obliga a redoblar esfuerzos en prevención, diagnóstico y tratamiento. Por eso, desde la cartera sanitaria nacional se pidió formalmente a las 24 jurisdicciones del país que refuercen la detección precoz de casos, mejoren el seguimiento de los tratamientos y pongan el foco en los sectores más expuestos.
Respuesta oficial: medicamentos, equipos y formación
En un intento por contener el avance de la tuberculosis, el Gobierno nacional ya distribuyó más de 4,6 millones de comprimidos para tratamientos de primera y segunda línea, incluyendo formulaciones pediátricas, esenciales para asegurar la cobertura en todos los grupos etarios.
Además, se incorporaron 13 equipos GeneXpert para diagnóstico molecular, una tecnología clave para detectar la enfermedad de forma rápida y precisa. En paralelo, se adquirieron más de 31.000 cartuchos y se capacitó a personal de salud de todo el país para optimizar el uso de estos recursos.
Poblaciones vulnerables: una prioridad
Una de las estrategias centrales del Ministerio de Salud es intensificar la búsqueda activa de casos en sectores sociales especialmente expuestos. Esto incluye a niños, adolescentes, personas privadas de libertad, pueblos originarios, migrantes y ciudadanos en situación de vulnerabilidad social, principalmente en regiones como el AMBA, Rosario y el NOA.
En ese marco, se capacitaron más de 250 promotores sanitarios, se creó una mesa interministerial para el abordaje de la tuberculosis en la infancia y se fortalecieron los mecanismos de seguimiento de pacientes trasladados entre provincias o provenientes del exterior.
Un desafío persistente: adherencia al tratamiento
La duración prolongada del tratamiento –que puede extenderse entre 6 y 12 meses– representa uno de los mayores desafíos en la lucha contra la tuberculosis. Según datos oficiales, el 15,9% de los casos registrados en los últimos dos años no cuentan con información sobre su tratamiento, mientras que el 18,9% de los casos notificados en 2023 siguen en tratamiento más de un año después de haberlo iniciado.
Este panorama revela un déficit en la adherencia y el seguimiento, dos factores clave para evitar la propagación de la enfermedad y prevenir la aparición de cepas resistentes.
¿Qué es la tuberculosis y cómo se transmite?
La tuberculosis es una infección causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, también conocida como bacilo de Koch. Aunque puede afectar diversos órganos, la forma más común es la tuberculosis pulmonar, que se transmite por vía aérea.
El contagio ocurre cuando una persona infectada tose, estornuda o habla, liberando las bacterias en el ambiente. Los espacios cerrados, con poca ventilación y convivencia prolongada, multiplican el riesgo de infección, especialmente si el portador no está en tratamiento.
Claves para frenar la tuberculosis
Una de las herramientas más eficaces para prevenir la tuberculosis es la vacuna BCG, incluida en el Calendario Nacional de Vacunación y de aplicación obligatoria. Actualmente, la cobertura a nivel país alcanza el 84,7% de la población objetivo, aunque se apunta a mejorar esta cifra.
La tuberculosis es una enfermedad de notificación obligatoria y su tratamiento cuenta con cobertura total por parte del sistema de salud. El diagnóstico temprano, el acceso a la medicación y el cumplimiento completo del tratamiento son fundamentales para su control.
Una respuesta integral y sostenida
Desde el Ministerio de Salud destacaron que “la persistencia de la tuberculosis como problema de salud pública requiere una respuesta articulada en todo el territorio nacional”. Por eso, se trabaja en reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica, perfeccionar los mecanismos de diagnóstico en el primer nivel de atención y diseñar intervenciones basadas en datos concretos.
A pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, la tuberculosis continúa siendo una amenaza silenciosa en muchas comunidades. El llamado a la acción es claro: fortalecer la información, mejorar el acceso al sistema de salud y garantizar que ningún tratamiento quede incompleto.