En tiempos donde el cambio climático se está haciendo notar a través de distintas catástrofes naturales, el pronóstico para los próximos años no es para nada alentador en caso de vivir frente al mar.
Se estima que año a año se pierde, aproximadamente, un metro de acantilado o médano, producto de la erosión. ¿Las causas? El aumento del nivel del mar, la magnitud de las tormentas y las prácticas del manejo costero.
Mar del Plata sería una de las ciudades de Argentina que quedaría bajo el agua dentro de 76 años. Según la proyección de los especialistas, si la temperatura global sube 2 grados Mar del Plata sería una de las ciudades de la costa atlántica que quedaría bajo el agua.
Efectos del cambio climático
Una pequeña suba de 5 metros ya implicaría que toda la zona de Camet Norte quede bajo el agua. Las consecuencias en el centro de la ciudad recién se verían en los 10 metros.
Los investigadores consideran necesario “crear barreras sin precedentes para evitar la pérdida de la mayoría de territorios poblados amenazados por un aumento incesante del nivel del mar que durará cientos de años”.
El agua de mar en Mar del Plata y otras zonas de la costa argentina está aumentando debido al cambio climático, que provoca dos fenómenos principales: el deshielo de glaciares y capas de hielo y la expansión térmica del agua del océano al calentarse. Estos factores hacen que el nivel del mar suba y que las tormentas y sudestadas sean más intensas, poniendo en riesgo las costas y ciudades costeras.
Las inundaciones de agua salada pueden dañar los hábitats costeros, incluidos los arrecifes de coral y las poblaciones de peces, las tierras agrícolas, así como las infraestructuras, incluidas las viviendas, y pueden afectar la capacidad de las comunidades costeras para mantener sus medios de vida.
Además, pueden contaminar los suministros de agua dulce, fomentar enfermedades transmitidas por el agua que amenazan la salud de las personas y provocar estrés y problemas de salud mental.
El aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero no solo calienta el aire, sino también el agua. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), alrededor del 90% del exceso de calor del calentamiento global está siendo absorbido por el océano. A medida que se absorbe este calor, las temperaturas del océano aumentan y el agua se expande. Esta expansión térmica genera un incremento en el nivel global del mar.
Al absorber calor, el océano captura dióxido de carbono (CO2) que se disuelve en el agua, haciendo que este se vuelva más ácido, generando un fenómeno conocido como acidificación de los océanos. Esto, sumado al aumento de la temperatura, dificulta la supervivencia de varias especies marinas. Tanto la acidez como el contenido de calor de los océanos se encuentran en niveles extremos.
Este calentamiento también tiene un efecto devastador en los huracanes, porque las aguas más cálidas les proporciona la necesaria para intensificarse rápidamente. Con lo cual, no sería extraño esperar que estos fenómenos extremos sean cada vez más frecuentes.
El financiamiento, tanto para mitigar el cambio climático como para adaptarse a él, debe incrementarse drásticamente en esta década. Es sabido que la ventana para evitar los peores impactos se está cerrando rápidamente. Hay que adaptar las economías y sociedades de forma urgente, así como también reducir las emisiones globales de manera inmediata.
“Pretender que el cambio climático no es real, no hará que desaparezca”. Las temperaturas globales han estado aumentando constantemente en los últimos 20 años, y en cada uno de los últimos tres años los promedios han superado el umbral de 1°C.
Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).
El diario

