Columna de Opinión:
El felino más grande de Argentina

Radio Estación Luján
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Avanza sin ruido, esquivando cada rama como si la conociera desde hace años. Un felino  tan rápido, que su tránsito por el sotobosque se confunde con miles de destellos de luz y sombra que las copas, mecidas por el viento, proyectan sobre el suelo. Sin embargo, no corre, no tiene por qué.

Provincia todo el año

Solo lo hace al cazar, en brevísimos y contundentes trechos. Casi nunca para huir. Es un yaguareté el más respetado de los animales salvajes donde quiera que le toque vivir.

Es el jaguar que vulgarmente se lo conoce como yaguareté (guaraní), uturuncu (quichua), nawell (mapuche o araucano), tigre, tigre americano, overo (Salta) y su nombre científico es Felis onca, también conocido como Leo onca o Pantera onca.
Los yaguaretés son animales majestuosos que han cautivado a la humanidad por siglos. En la actualidad, estos grandes felinos se enfrentan a desafíos sin precedentes en este mundo cambiante.

Un felino bajo amenaza permanente

En 2025, el jaguar en Argentina sigue en peligro crítico de extinción, con una población estimada en menos de 250 ejemplares. Las causas principales son la caza furtiva, la pérdida de hábitat por la expansión agropecuaria, la escasez de presas y conflictos con seres humanos. La población más numerosa se encuentra en la Selva Misionera, aunque se registró una baja en los últimos años, cayendo de 110 a 93 ejemplares entre 2022 y 2024.

La población en el Gran Chaco es extremadamente vulnerable, con menos de 20 individuos y en las Yungas de Salta y Jujuy donde no existe una cifra exacta actualizada. Sin embargo, no se puede negar que en los últimos años se los hizo regresar a sitios donde se encontraba extinto y se han logrado nuevos nacimientos. Originariamente se extendía desde el sud oeste de los Estados Unidos de Norteamérica hasta las orillas del rio Negro, en nuestro país.

Este animal posee una cabeza muy ancha y grande, con orejas pequeñas y redondas. El cráneo es corto y redondeado con anchos arcos zigomaticos. Posee ojos con pupilas que se contraen verticalmente. Su cuerpo es musculoso y compacto, cuello grueso y cola larga y fina. Patas cortas y fuertes, con cinco dedos las delanteras y cuatro las traseras que finalizan en uñas curvas y retractiles. Su pelo es corto, espeso y suave en la cabeza, dorso y patas. Más largo en la garganta, la parte inferior del cuello, el pecho y el vientre. La piel tiene un fondo amarillo rojizo, excepto en el interior de las orejas, en la parte inferior del hocico; las mandibular, la garganta y demás partes bajas del cuerpo, zonas en que es más pálida; en la parte interior de las patas predomina el blanco.
Tiene manchas negras, redondas, alargadas o rayas irregulares que se bifurcan en la cruz y vuelven a juntarse en el lomo, formando en los flancos líneas más o menos paralelas; más pequeñas en la cabeza, cuello y paras que en el resto del cuerpo. La cola tiene anillos en su tercio posterior. La forma y la distribución de las manchas son distintas en casi todos los ejemplares. Las hembras tienen coloración más pálida. Se pueden encontrar también algunos ejemplares melanicos, con pelaje negro sobre el que se observan, a contraluz, manchas aún más negras. Existen ejemplares albinos, pero son muy raros. El tigre puede medir de la cabeza a la cola 270 cm y pesar 135 kilos.

Con su fuerte dentadura y sus garras retractiles, el yaguareté emplea distintas técnicas para alimentarse. Una de ellas consiste en aproximarse sigilosamente a su presa. Cuando llega a una distancia que considera conveniente se lanza en una corta embestida sobre su víctima, apresándola con sus garras delanteras
En otras ocasiones se coloca al acecho en un lugar privilegiado, esperando que aparezca algún animal, para caer sobre el con rápidos y certeros movimientos.
Si la presa es pequeña, basta con un zarpazo, si es grande, varia su técnica. En este caso suele saltar sobre la región escapular de la víctima y derribarla con su peso; entonces le muerde el pescuezo para provocar la fractura de las vértebras cervicales. En otros casos, le quiebra el cuello con un fuerte tirón hacia atrás. Cuando falla en su intento generalmente no vuelve a insistir y abandona esa presa.

La declinación de este felino fue rapidísima. A mediados del siglo anterior Vivían en proximidades de las lagunas bonaerenses y aun se dejaba ver a orillas del rio Colorado y contaba incluso con el Delta del Paraná como refugio seguro. Su continuo éxodo hacia el norte puede imputársele a múltiples factores. Fundamentalmente a la alteración de los ambientes naturales y a la persecución de que es objeto desde tiempos virreinales debido al valor de su piel u a su fama de animal peligroso para el hombre y el ganado.
En 2001 se creó la Ley Nacional 25.463 que declaró al felino Monumento Natural, sentando una base legal importante para las acciones de conservación a lo largo de los años, ese mismo año nace la Red Yaguareté que es fundada por naturalistas y voluntarios dedicados a la conservación de esta especie y sus hábitats. El Proyecto Yaguareté comenzó en el país en 2002 en la provincia de Misiones y es una iniciativa interinstitucional que coordina esfuerzos para conservar al yaguareté y su hábitat a través de la investigación y la educación. En el 2007, la Fundación Rewilding Argentina dieron vida al Proyecto Ibera que logro devolver al yaguareté a la Provincia de Corrientes, donde estuvo extinto durante 70 años.

Los objetivos del Proyecto Ibera fue reintroducir al jaguar en los Esteros del Ibera. La misión fue darles las aptitudes necesarias de caza para ser liberados y formar una población saludable a fin de recuperar su rol como depredador. En el 2021, la primera familia de yaguaretés –Una madre y dos cachorros- fueron liberados en la Provincia de Corrientes.
La Fundación Rewilding Argentina echó a andar otro Proyecto en el Parque Nacional El Impenetrable, en el año 2019 en la Provincia del Chaco, para preservar los últimos jaguares y ampliar la población existente.
Hasta el día de hoy, se han registrado en los Esteros del Ibera y El Impenetrable más de veinticinco nacimientos.
Si bien el tigre carga con todas las culpas y se lo considera un peligro para el hombre, aun en nuestros días, los casos ciertos de ataques humanos no son muy numerosos, ni justifican del todo su mítica fama. No existen casos certificados de animales “cebados” especializados en la captura de hombres. Se dice que durante la guerra del Paraguay algunos yaguaretés, se acostumbraron a la carne humana accediendo a los cadáveres de los combatientes, y que luego –cebados- volvían por mas… Nadie sabe cuánto hay de cierto en aquello.

El yaguareté y los humanos mantienen una relación conflictiva y, en general, negativa para el felino. Sin embargo, el yaguareté cumple un rol ecológico vital al regular otras poblaciones de animales, contribuyendo a la salud del ecosistema y a los servicios eco sistémicos que benefician a las personas.
Le tocara vivir tiempos difíciles a los tigres, pero no imposibles. Después de todo este planeta nos pertenece a todos.

Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

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