El sistema financiero argentino atraviesa un momento clave con una nueva política del Banco Central que redefine el papel de los encajes.
Se trata de una herramienta tan técnica como decisiva para el rendimiento del dinero que los usuarios depositan en bancos y billeteras virtuales.
¿Qué son los encajes y por qué importan?
Los encajes son la porción del dinero depositado que los bancos deben mantener inmovilizada por mandato del Banco Central. Es decir, ese dinero no puede prestarse ni invertirse: queda “quieto” como garantía de estabilidad. Cuanto mayor es el encaje exigido, menor es la cantidad de fondos disponibles para otorgar préstamos o generar intereses. Esto, inevitablemente, reduce el rendimiento que se puede trasladar a los ahorristas.
Durante los últimos años, los fondos comunes de inversión utilizados por las principales apps financieras se beneficiaron de un encaje más bajo que el que deben enfrentar los bancos tradicionales. Esto les permitió ofrecer tasas más competitivas y atraer a millones de usuarios que buscaban liquidez inmediata con buena rentabilidad. Sin embargo, esta ventaja llegó a su fin.
Nuevo esquema de encajes: qué cambia
Desde el 9 de junio de 2025, el Banco Central anunció un aumento progresivo en el encaje exigido a los fondos comunes de inversión. Esta medida busca igualar el tratamiento regulatorio entre quienes invierten a través de apps y quienes lo hacen mediante depósitos bancarios tradicionales. El objetivo es claro: reducir la volatilidad, fomentar una competencia más equilibrada y lograr que las tasas reflejen mejor los verdaderos costos del dinero en el sistema.
Para las billeteras virtuales, esto implica un golpe directo. Con un mayor porcentaje de sus depósitos inmovilizado, tendrán menos margen para generar rendimientos atractivos. La rentabilidad de las cuentas remuneradas, especialmente aquellas asociadas a fondos de corto plazo o alta liquidez, tenderá a bajar.
Impacto en usuarios y plataformas digitales
Las apps de finanzas personales que ofrecen intereses diarios sobre saldos disponibles —como Ualá, Brubank, Mercado Pago y otras— ya empiezan a mostrar un ajuste en sus tasas anuales. Mientras que algunas plataformas ofrecían rendimientos de hasta 33% anual, muchas están recortando esos valores en línea con la nueva exigencia.
Además del menor rendimiento, hay otro efecto no menor: mayor incertidumbre para los bancos. Los depósitos provenientes de fondos comunes cambian constantemente de entidad en busca de la mejor tasa diaria, lo que dificulta la planificación financiera. Ahora, con encajes más altos, los bancos suman un nuevo costo operativo que podría trasladarse al crédito, encareciendo los préstamos para consumidores y empresas.
¿Quién gana y quién pierde?
Para los usuarios, la medida representa un recorte en las ganancias diarias por mantener dinero en cuentas digitales. Sin embargo, desde el enfoque macroeconómico, el Gobierno apuesta a que la mayor exigencia de encajes contribuya a estabilizar el sistema financiero, evitar desequilibrios y reducir el costo general del financiamiento.
Las empresas y emprendedores que acceden a préstamos podrían beneficiarse si, a mediano plazo, las nuevas reglas logran un mercado más predecible. A su vez, los bancos tradicionales, que hasta ahora operaban con mayores restricciones, podrían recuperar terreno frente a las plataformas digitales.
Qué se espera a futuro
La unificación del régimen de encajes aún no tiene fecha definitiva de aplicación, pero su efecto ya se siente. Mientras tanto, los usuarios deberán seguir de cerca los rendimientos ofrecidos por cada app o entidad financiera, considerando límites por monto, variaciones provinciales y posibles comisiones ocultas.
En este nuevo escenario, la rentabilidad fácil y líquida que ofrecían las billeteras digitales podría dejar de ser la opción más atractiva. Los ahorristas, por su parte, comienzan a repensar sus estrategias de inversión en busca de un equilibrio entre rendimiento, liquidez y seguridad.