Flandria consiguió un triunfo vital en la Primera B Metropolitana al superar por 2 a 0 a Fénix en el estadio de Juventud Unida.
Con goles de Alejandro Nalerio y Benjamín Giménez, el equipo de Jáuregui cortó una racha de siete partidos sin victorias y le dio un respiro a su entrenador, Arnaldo Sialle.
Un partido cargado de presión
El Canario llegaba al duelo con la obligación de sumar de a tres para alejar los fantasmas del mal presente. El rival, Fénix, se encuentra en el último lugar de la tabla, lo que convertía al cruce en un partido clave para ambos.
En la primera etapa, Flandria mostró mayor iniciativa, aunque sin demasiada claridad. La chance más peligrosa estuvo en la cabeza de Tomás Martínez, pero el arquero local Cordero respondió con seguridad. Dante Spitale también probó desde media distancia, encontrando nuevamente bien parado al guardameta.
Flandria en el complemento
En el segundo tiempo, Fénix se animó un poco más y exigió a Germán Gagliardo, quien respondió con firmeza ante un disparo de Julián Bembo. Sin embargo, la historia cambiaría a partir de una jugada decisiva: la expulsión de Rodríguez por doble amarilla dejó al Cuervo con uno menos.
En la acción siguiente, un centro preciso de Guelfi encontró a Nalerio libre de marcas. El delantero no perdonó y, de cabeza, puso el 1 a 0 que desató el desahogo de todo el plantel.
Con la ventaja, Flandria ganó confianza y comenzó a manejar los tiempos del encuentro. La sentencia llegó con una gran jugada individual de Ascacibar que habilitó a Giménez. El delantero definió con un disparo esquinado que selló el 2 a 0 definitivo.
Aire para Sialle y esperanza en Jáuregui
El triunfo no solo significó cortar la racha negativa, sino también darle un respaldo al técnico Arnaldo Sialle, cuyo futuro se encontraba en duda. Ahora, Flandria respira en la tabla y encara con otra energía lo que viene en la B Metropolitana.
La hinchada del Canario celebró con alivio una victoria necesaria, que devuelve la ilusión y renueva la confianza en un equipo que necesitaba un golpe anímico para seguir peleando.