Según los últimos datos revelados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el panorama del consumo interno en Argentina continúa deteriorándose.
En marzo, las ventas en supermercados sufrieron una caída del 9,3% en comparación con el mismo mes del año anterior, mientras que la facturación en mayoristas se contrajo un 10,7%.Informe del consumo
A pesar de un incremento del 279,8% en las ventas en supermercados en términos nominales respecto a marzo de 2023, la inflación general del país, que se sitúa en torno al 290%, diluye este aparente aumento, evidenciando un retroceso en el consumo real.
El uso del efectivo experimentó una marcada disminución en contraposición al crecimiento en la utilización de otros medios de pago como billeteras virtuales y tarjetas de crédito, reflejando una transformación en los hábitos de compra de los argentinos.
El sector de la electrónica y los textiles registró los mayores desplomes en términos de ventas reales, mientras que productos como panadería y artículos de limpieza mostraron aumentos significativos.
Las provincias más afectadas por esta caída en el consumo fueron Formosa, Santiago del Estero y Tucumán, mientras que CABA, PBA, Córdoba, Santa Fe y Neuquén exhibieron incrementos en las ventas.
Los autoservicios mayoristas también reportaron un aumento del 197,2% en su facturación, aunque esta cifra se ve matizada por una marcada reducción en el uso de efectivo y un mayor peso de las transacciones con tarjeta de crédito.
Según el informe del INDEC, en el primer trimestre del año, tanto los supermercados como los mayoristas acumularon descensos del 8,5% y 11,5% respectivamente en comparación con el mismo período del año anterior.
Por otro lado, los shoppings reflejaron una caída del 11,5% interanual en marzo y del 17,5% en el primer trimestre del año, evidenciando una disminución en los gastos de esparcimiento en momentos de crisis económica.
Los datos recopilados por el Indec muestran una preocupante tendencia a la baja en el consumo interno argentino, afectado por la inflación y la incertidumbre económica. Esta situación plantea desafíos tanto para el sector comercial como para la economía en su conjunto, destacando la necesidad de políticas que impulsen la actividad económica y mejoren el poder adquisitivo de la población.