La inseguridad en la Autovía 5 volvió a ser protagonista este viernes por la tarde-noche, con una violenta secuencia que dejó a su paso al menos ocho camiones y un micro de larga distancia con los parabrisas dañados, algunos de ellos totalmente destrozados.
Los hechos ocurrieron en Luján, en un tramo crítico de la traza que se extiende entre la vieja Ruta 7 y el puente peatonal que une los barrios Luna y Los Gallitos, una zona tristemente conocida por la reiteración de este tipo de episodios vandálicos.
Según los testimonios recogidos, los ataques fueron perpetrados mediante piedrazos arrojados intencionalmente desde sectores oscuros y sin vigilancia. Las víctimas coincidieron en que no se trató de un accidente, sino de una agresión premeditada que puso en riesgo vidas humanas. Tanto choferes como pasajeros aseguraron haber sido blanco de los proyectiles, y denunciaron públicamente lo ocurrido a través de redes sociales, ante la imposibilidad de recibir asistencia inmediata por parte de las autoridades.
Sin presencia policial ni respuestas oficiales
Una de las denuncias más alarmantes llegó de la mano de un camionero que, aún visiblemente conmocionado, grabó un video pocos minutos después del ataque. “Casi hacen matar al chofer y a un pasajero”, afirmó mientras mostraba los destrozos en su vehículo. Su relato, cargado de indignación e impotencia, incluyó una grave acusación: “La Policía no puede hacer nada porque no puede ir” hasta el sitio desde donde se lanzaron las piedras.
La situación empeoró cuando varias de las víctimas intentaron radicar la denuncia en el peaje de Olivera, donde, para su sorpresa, no había ninguna autoridad policial disponible para tomar declaración. Este detalle no hizo más que evidenciar la falta de control y vigilancia en un tramo neurálgico de la Autovía 5, vital para el transporte de cargas y pasajeros que circulan a diario por esta arteria.
Una autovía sin ley
La Autovía 5 atraviesa una de sus peores crisis en materia de seguridad. Este tipo de ataques no es nuevo, pero la frecuencia con la que se repiten, especialmente en ese sector de Luján, ha encendido todas las alarmas. A pesar de los múltiples antecedentes, las autoridades aún no han implementado medidas preventivas concretas para evitar que estos actos se repitan.
Se sospecha que los autores de los ataques podrían ser jóvenes de la zona, posiblemente menores de edad, lo que dificultaría aún más su identificación y enjuiciamiento. Sin embargo, hasta el momento no hay detenidos ni investigaciones abiertas de manera formal, al menos de acuerdo a la información disponible públicamente.
Una trampa mortal para el transporte
El impacto de estos ataques no es sólo material: los proyectiles a gran velocidad contra vehículos en movimiento pueden tener consecuencias fatales. Un parabrisas roto puede provocar que un conductor pierda el control del vehículo, generando siniestros viales de magnitudes catastróficas, más aún cuando se trata de camiones de gran porte o micros repletos de pasajeros.
Desde hace tiempo, sindicatos del transporte y asociaciones de choferes vienen reclamando por mayor presencia policial, cámaras de vigilancia, iluminación adecuada y un plan de contingencia para zonas críticas. No obstante, el abandono estatal se hace cada vez más evidente, y los trabajadores del volante se sienten desprotegidos y expuestos.
Urge una respuesta
El reciente episodio en la Autovía 5 no es un hecho aislado. Es parte de una serie de situaciones que se repiten sin que haya una solución concreta. La ausencia de patrullaje, la inacción ante denuncias previas y la falta de decisión política para intervenir en zonas vulnerables están dejando a miles de personas a merced del azar.
La Autovía 5 es una ruta clave que conecta la Ciudad de Buenos Aires con el oeste bonaerense y La Pampa. Es una columna vertebral para la economía, el transporte y el turismo. Que siga siendo escenario de ataques violentos sin consecuencias legales para los responsables es un síntoma alarmante de abandono.
Los vecinos de Luján, los transportistas y los pasajeros habituales exigen una respuesta inmediata. No se trata solo de reparar parabrisas: se trata de preservar vidas y garantizar el derecho básico a circular con seguridad por una vía nacional. Mientras tanto, la Autovía 5 sigue siendo, para muchos, una trampa peligrosa y sin control.
Con información de Radio Estación Luján