El mate es mucho más que una bebida: es un ritual que conecta, acompaña y reconforta. En cada cebada se transmiten historias, costumbres y pequeños gestos que forman parte de nuestra identidad.
Una de ellas es la incorporación de “yuyos”, práctica ancestral que enriquece la experiencia con nuevos sabores y beneficios para la salud. Entre esas hierbas, la manzanilla se posiciona como una de las favoritas por su aroma, dulzura y propiedades terapéuticas.
Una tradición con respaldo natural
La costumbre de sumar hierbas al mate está profundamente arraigada en la cultura popular. No se trata solo de realzar el sabor, sino de potenciar las cualidades saludables de la infusión. En el caso de la manzanilla (Matricaria chamomilla), su fama mundial como infusión para dormir o calmar el estómago es apenas la punta del iceberg. Agregarla a la yerba combina lo mejor de dos mundos: la energía suave del mate y la acción calmante y digestiva de esta flor milenaria.
Uno de los beneficios más valorados de la manzanilla es su efecto relajante. En tiempos de agendas apretadas y estrés constante, un mate con manzanilla por la tarde puede convertirse en un bálsamo para la mente. Su acción sobre el sistema nervioso ayuda a reducir la ansiedad y la tensión sin provocar somnolencia, permitiendo mantener la concentración y el ritmo del día. Es un equilibrio perfecto: calma sin frenar.
Poder antiinflamatorio y alivio natural
La manzanilla también destaca por su fuerte acción antiinflamatoria, ideal para quienes buscan remedios naturales para dolores leves de cabeza, molestias musculares o inflamaciones articulares. Tomada en forma de mate, sus compuestos activos se van liberando de manera gradual con cada cebada, ofreciendo un alivio constante y sutil que se integra fácilmente en la rutina.
El sistema digestivo agradece especialmente la presencia de esta flor. Es un digestivo clásico, perfecto para después de las comidas, ya que ayuda a reducir la pesadez, los gases y los espasmos estomacales. Al sumarla al mate, se multiplica la practicidad: no hace falta preparar una infusión aparte, basta con añadir las flores secas sobre la yerba para disfrutar de sus propiedades a lo largo de la ronda.
La lista de virtudes de la manzanilla no termina ahí. Sus efectos para aliviar cólicos menstruales, reforzar las defensas y prevenir resfriados en cambios de estación la convierten en una aliada versátil y confiable. Además, su aroma floral y su sabor delicado aportan una experiencia sensorial que transforma cada mate en un momento de disfrute consciente.
Cómo preparar un mate con manzanilla
Integrarla es tan simple como efectivo: colocar una pequeña cantidad de flores secas de manzanilla sobre la yerba antes de cebar. Al verter el agua caliente —sin llegar al hervor—, la flor liberará sus compuestos, impregnando el mate con su perfume dulce y su característico tono dorado. No es necesario abusar de la cantidad: un puñado moderado es suficiente para notar la diferencia.
Un gesto simple, un gran cambio
Adoptar este hábito es una forma de transformar el mate en una herramienta de bienestar diario. Más allá del placer de la costumbre, sumar manzanilla convierte a la infusión nacional en un vehículo de salud preventiva, combinando lo mejor de la tradición con el cuidado personal.
En definitiva, la manzanilla es mucho más que un agregado aromático: es un refuerzo natural para el cuerpo y la mente. Así, un pequeño gesto —añadir unas flores al mate— se convierte en un acto de autocuidado que reconcilia lo cotidiano con lo saludable. Porque, como bien saben los materos, cada sorbo cuenta.
Con información de Radio Estación Luján