La conciencia ambiental es un tema filosófico o de ideología que debe preocuparse por el ambiente y lo protege con el fin de conservarlo y de garantizar su equilibrio presente y futuro.
Tenemos que ser conscientes de que uno de los aspectos que más deteriora la naturaleza es el ser humano. La deforestación, la contaminación del aire, la contaminación del agua y el calentamiento global, son consecuencia del estilo de vida que impera en nuestra sociedad. Así, la educación ambiental y la conciencia ambiental nos ayuda a darnos cuenta de que cada acción que realizamos en nuestra vida cotidiana tiene una repercusión en el medioambiente. El medio de transporte que utilizamos para ir a trabajar, el uso de bolsas de plástico, el tipo de energía que consumimos, todo influye.
No sirve solo con decir que tenemos que mejorar condiciones de vida, que debemos disminuir las emisiones de dióxido de carbono, que no debemos contaminar las aguas, que debemos mantener las ciudades limpias, que debemos preservar la naturaleza en general. Debemos actuar ya y ahora. Hay que eliminar las causas conflictivas que las autoridades tienen respecto de ciertos intereses, toda vez que los mismos son impuestos, y moralmente débiles ante lo que significa el valor de la vida.
La situación ambiental de Argentina se caracteriza por:
Un deterioro agudo del ambiente físico – biótico y social de los diferentes procesos económicos que en Argentina se han entendido como desarrollo durante los últimos setenta años. Deterioro que se traduce en pérdidas del potencial natural, en desaparición de recursos naturales, en degradación de los asentamientos, en pobreza crónica, en acumulación de riqueza, en corrupción, en violencia, en inseguridad y en insurrección; situaciones que a su vez generan mayor deterioro ambiental en un círculo vicioso difícil de romper que mueve continuamente hacia situaciones más críticas.
El problema de la conciencia respecto a nuestro entorno se refiere al conocimiento que tenemos de éste; la educación ambiental debe ser un proceso formativo mediante el cual se busca que el individuo y la colectividad tomen conciencia de las formas de interacción entre la sociedad y la naturaleza para que actúen íntegra y racionalmente con su medio lo cual sólo es posible a través de mecanismos masivos de comunicación.
Lo que hace inadecuada la educación ambiental no es la inexistencia de leyes o programas que promuevan su desarrollo en el ámbito escolar o social. Se refiere a la dificultad de articular el conocimiento para un diagnóstico interdisciplinario de la realidad y al alejamiento del sistema educativo del análisis y solución de los problemas ambientales, especialmente de las comunidades marginadas y, consecuentemente, el alejamiento del mundo científico de las realidades cotidianas.
El espacio que ocupa el problema ambiental en los medios de comunicación se ha limitado a la utilización del tema de manera sensacionalista. El boom de la tendencia ambientalista a escala nacional es materia prima para espacios masivos poco comprometidos con la concientización y la educación ambiental.
La existencia de pobreza y de bajos niveles de educación en nuestro país genera un consumo intensivo de recursos naturales y no permite que la población acceda a tecnologías que sirvan para hacer un uso adecuado del entorno. Tal es caso de ciertos campesinos que se ven obligados a usar plaguicidas y fertilizantes para poder subsistir de sus cosechas, trayendo desequilibrios a la fauna y la flora, destruyendo insectos, intoxicando al ganado, las especies acuáticas e incluso al hombre.
Si empezamos a proteger y preservar los elementos que componen al medioambiente será necesario promover actitudes responsables para lograr mantener adecuadamente los avances realizados. Solo así podremos continuar con el cuidado de la naturaleza e invitar a más personas a unirse, a través de la promoción de la conciencia ambiental.
En la naturaleza las cosas sencillamente son. No están atravesadas por criterios ni juicios de valor ni de moral, elementos construidos socialmente como herramienta de sometimiento y dominación de la supraespecie hacia sus congéneres. Esto es fácilmente demostrable, pues siguiendo la teoría evolucionista y aceptando que la tierra tiene una edad aproximada de 4.500 millones de años, la naturaleza ha construido sus propios ciclos sin la presencia humana que surge recién en los últimos dos millones de años.
Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).
El diario

