El Gobierno, a través de la Secretaría de Trabajo, ha puesto en el centro del debate su propuesta de introducir el concepto de “salarios dinámicos” dentro de la reforma laboral.
El proyecto busca establecer un cambio fundamental en el régimen de negociación colectiva, orientando la evolución de los salarios a la productividad y a los resultados específicos de cada sector de la economía.
La iniciativa plantea terminar con los aumentos salariales que funcionan de manera homogénea y desvinculada de la situación económica particular de cada actividad, buscando una mayor flexibilidad y capacidad de adaptación al entorno económico y sectorial.
La Flexibilidad como eje: Negociación descentralizada
La implementación de los salarios dinámicos abriría un nuevo paradigma: la negociación descentralizada. Este mecanismo otorgaría a empresas y representantes laborales un margen directo para:
- Acordar mejoras salariales específicas.
- Modificar sumas fijas en función del desempeño.
- Establecer mecanismos de ajuste propios que respondan a la realidad productiva.
Según la visión de la Secretaría de Trabajo, el objetivo central es evitar que la referencia salarial (el valor de convenio) actúe como un elemento distorsivo, especialmente para las pequeñas empresas o aquellas que atraviesan dificultades financieras.
El Secretario de Trabajo enfatizó que el proyecto no implica eliminar la negociación colectiva, sino “dotarla de mayor flexibilidad y capacidad de adaptación”. Además, se propone acotar la vigencia de las cláusulas económicas de los convenios, forzando renegociaciones periódicas que se alineen con la evolución macroeconómica y sectorial.
Tensión en el debate: El riesgo de “techos” salariales
La propuesta ha generado una fuerte controversia, especialmente entre las organizaciones sindicales, en un momento de alta tensión paritaria y reclamos por la actualización inflacionaria.
- Preocupación Gremial: Los dirigentes sindicales consideran que introducir “techos” salariales en lugar de garantizar “pisos” constituye una pérdida de garantías para los trabajadores. Sostienen que los convenios han funcionado históricamente como un resguardo efectivo frente a la inestabilidad económica y que limitar ese “piso” abre la puerta a mayores desigualdades y a la posible precarización de ciertas condiciones laborales.
- Respaldo Empresarial: Las cámaras empresariales manifestaron su apoyo a la iniciativa. Argumentan que la rigidez de la negociación salarial resulta incompatible con escenarios de crisis o recesión, donde no todos los actores pueden afrontar los mismos compromisos. El sector sostiene que la dispersión y flexibilidad de los salarios logra una alineación más directa con la productividad y las necesidades de generación de empleo.
Desafíos de la coordinación regional
El escenario actual ya se caracteriza por una fuerte dispersión salarial y una falta de coordinación entre distintas ramas y territorios. La reforma de los salarios dinámicos intensificaría esta descentralización, lo que plantea un desafío clave para analistas y la propia Secretaría de Trabajo.
Se advierte sobre el riesgo de que la medida incremente la brecha entre actividades o regiones. El factor regional cobra una relevancia central, ya que la dinámica productiva y las condiciones de empleo evolucionan de forma muy dispar a lo largo del país. La Secretaría de Trabajo, sin embargo, ve en la descentralización el método idóneo para lograr una mayor adaptación a estas realidades diversas.
De aprobarse esta reforma, el paradigma del salario mínimo negociado cambiaría sustancialmente para los sindicatos, cuyo valor de convenio ha sido históricamente el punto de partida de toda negociación. La propuesta se mantiene como un eje central de la agenda de reforma laboral del Gobierno, centrada en la productividad y la competitividad empresarial.
El diario

