La UNLu realizó este martes una jornada de colecta de sangre, organizado por la casa de altos estudio junto al Hospital “Nuestra Señora de Luján” y el Centro de Hemoterapia de General Rodríguez.
Donar sangre es, sin lugar a dudas, un acto de profundo compromiso social. En un contexto donde la solidaridad muchas veces queda opacada por la rutina o el miedo, iniciativas como la colecta de sangre realizada en la Universidad Nacional de Luján (UNLu) logran visibilizar la importancia de dar sin esperar nada a cambio.
El evento se desarrolló el martes 22 por la mañana en la Sede Central de la UNLu y fue organizado por el Hospital “Nuestra Señora de Luján” y el Centro de Hemoterapia de General Rodríguez, junto a distintas áreas de la Universidad, como la Dirección General de Bienestar Universitario, la Secretaría de Extensión e Integración con la Comunidad, el equipo docente de Salud Pública – Enfermería, y la Planta Piloto.
“Donar hace bien al alma y al prójimo”, expresó con convicción la médica Natalia Núñez, una de las impulsoras clave de esta jornada solidaria.
La jornada, que tuvo lugar en el hall del pabellón “Scalabrini Ortíz”, contó con más de 40 donantes efectivos, precedidos por una charla informativa llevada a cabo el pasado 25 de marzo en el Auditorio “Dardo Dorronzoro”. Allí se abordaron los aspectos más importantes del proceso de donación, se despejaron dudas comunes y se reforzó la idea de que donar sangre es un acto seguro, rápido y necesario.
Una necesidad constante: “Las heladeras están bastante peladas”
La doctora Núñez, jefa de Hemoterapia del Hospital lujanense y coordinadora del Centro de Hemoterapia de General Rodríguez, fue entrevistada por la periodista Betina Abalos en Radio UNLu. Allí explicó que “la sangre siempre se necesita” y que “las heladeras están bastante peladas”. La expresión cruda no busca alarmar, sino movilizar. Según detalló la profesional, muchas personas solo toman conciencia de la necesidad de donar cuando algún familiar lo requiere con urgencia.
“Es pura solidaridad”, enfatizó Núñez. “Todas las cirugías requieren sangre y no hay ningún producto que pueda reemplazarla”, remarcó, recordando que la sangre humana no puede fabricarse artificialmente y que los hospitales dependen exclusivamente de la voluntad de los donantes.
Miedos, mitos y la urgencia de concientizar
Uno de los grandes obstáculos para incrementar las donaciones es el miedo. “A veces la gente tiene miedo de ir al hospital y prefiere donar sangre en un lugar diferente”, señaló Núñez, en relación a la decisión de organizar colectas en espacios comunitarios y académicos como la universidad. La clave, según explicó, está en acercar la posibilidad de donar a contextos más amigables y menos intimidantes.
Además, lamentó que menos del 5% de la población sea donante habitual, a pesar de que los hombres pueden donar cada tres meses y las mujeres cada cuatro. La falta de información, el temor a los procedimientos y la desinformación sobre las condiciones para donar suelen ser los principales frenos.
La especialista llamó a “pensar socialmente” y animó a todos a “perder los miedos, que no pasa nada”. Lejos de ser una frase hecha, su mensaje apunta a desmitificar la donación y fomentar una cultura de compromiso cívico con la salud pública.
Donar sangre es donar vida
Detrás de cada bolsa recolectada hay una historia potencialmente salvada. Desde víctimas de accidentes hasta pacientes oncológicos o personas con enfermedades crónicas, todos ellos necesitan transfusiones para sobrevivir. La sangre, como recurso vital, no puede almacenarse indefinidamente, lo que hace que la reposición constante del banco de sangre sea una tarea fundamental.
Acciones como la realizada en la UNLu no solo permiten abastecer a los centros de salud, sino que también cumplen una función educativa y transformadora. La universidad, como espacio de formación y reflexión crítica, se convierte en un canal privilegiado para fomentar la participación ciudadana y la responsabilidad colectiva.
Un llamado urgente y esperanzador
La colecta de sangre en la Universidad Nacional de Luján es mucho más que una actividad puntual: es un gesto que interpela, moviliza y genera comunidad. En tiempos donde la indiferencia parece ganar terreno, donar sangre se vuelve un acto profundamente revolucionario. Porque, como bien dijo la doctora Núñez, “donar hace bien al alma y al prójimo”. Y porque, a fin de cuentas, nadie está exento de necesitarla.