El diario
Tan solo unos días después de aplicar una suba del 27% en los precios de los combustibles que ofrece en su red de Estaciones de Servicio, Puma Energy dispuso una rebaja del 5% promedio en todos sus productos.
La medida según explicaron directivos de la compañía, responde a mantener un posicionamiento competitivo para no perder mercado. De este modo, en Ciudad de Buenos Aires el litro de nafta súper se ubica en $636; el de Premium, $789; el de gasoil, $814 y el de diésel Grado 3, $979.
Puma, junto con Shell y AXION energy, fueron las primeras en retocar las pizarras el pasado 3 de enero. Horas más tardes se sumó YPF y el resto de las empresas que comercializan combustibles en el país, totalizando en los últimos 30 días una suba del 94%.
No obstante, y lejos de alcanzar el techo, se esperan nuevos ajustes. “Los precios venían con un atraso muy significativo”, sostuvo recientemente el economista y director de la consultora Energía y Economía, Nicolás Arceo y, en ese sentido, afirmó que en octubre Argentina “tenía los precios de combustibles más bajos de los últimos 20 años en términos reales”, un marco que llevó a “dos crisis de abastecimiento en 18 meses” y un “aumento muy significativo del comercio transfronterizo”.
“En ese contexto era esperable un aumento de precios significativo en los últimos 30, 45 días, que es lo que se verificó. Hay una decisión del Gobierno de ir al ´export parity´ relativamente rápido y claramente va a tener un impacto fuerte en el Índice de Precios al Consumidor”, agregó.
Para Arceo, el impacto se dará, especialmente, “en la porción de la población más rica”, aunque también golpeará a los sectores populares a través del transporte.
Finalmente, un tema a resolver para el Gobierno –señaló Arceo- serán los impuestos internos a los combustibles, cuya aplicación fue congelada y que, según precisó, implica 0,4 por ciento a 0,5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) en términos de recaudación.
En ese sentido, opinó que la decisión del gobierno “es primero llevar el crudo local a un valor de paridad de exportación y, en una segunda etapa, recomponer el impuesto trasladándolo al surtidor”.
