Flandria llega en alza y busca abrir el Reducido con una actuación convincente frente al segundo mejor ubicado de la fase regular de la Primera B Metropolitana.
Flandria afrontará este sábado uno de esos desafíos que pueden marcar el pulso de un Reducido siempre impredecible. Desde las 17, el equipo de Arnaldo Sialle visitará a Real Pilar en el inicio de la fase de Reducido, instancia en la que se pondrá en juego el segundo ascenso al Nacional B. El duelo no sólo ofrece un choque de estilos, sino también un examen de carácter para un Flandria que arriba entonado, hilvanando dos victorias consecutivas justo en el momento más determinante de la temporada.
Un Flandria encendido, pese a las turbulencias previas
El Canario sufrió para asegurarse su lugar en el Reducido, pero una vez adentro parece haberse reconciliado con su mejor versión. El envión anímico de los últimos triunfos, sumado a la solvencia defensiva, alimenta la ilusión de un equipo que sabe que a instancia única todo es posible. Flandria llega “dulce”: ganó, gustó en pasajes importantes y mostró que puede adaptarse a diferentes contextos de partido.
Real Pilar, el rival más duro
Claro que la parada no será sencilla. Real Pilar fue el segundo mejor ubicado en la tabla general y ya demostró, en la fase regular, que sabe incomodar al Canario: ganó 1-0 en Jáuregui y luego igualaron sin goles en territorio pilarense. Orden, intensidad y eficacia en los momentos clave son las armas del Monarca, un equipo que combina vértigo por las bandas con una defensa que concede muy poco.
Sialle, obligado a rearmar la estructura
La principal preocupación del entrenador de Flandria pasa por las ausencias. Benjamín Giménez, expulsado ante Midland por doble amarilla, recibió una fecha de suspensión y dejará su lugar a Cristian “Pololo” Ludueña, quien aporta frescura y despliegue.
A la baja de Giménez se suman dos golpes sensibles en el fondo: Andrés Camacho y Ariel Morales llegaron a las cinco amarillas y no podrán ser de la partida. Ante ese escenario, Sialle moverá piezas: Rodrigo Morales ingresaría en la línea defensiva, mientras que Alejandro Nalerio retrocedería a zaguero central. Ese corrimiento obligaría a modificar el mediocampo, donde Daniel González se perfila para ocupar el rol que deje vacante Nalerio.
La reconfiguración no es menor, teniendo en cuenta que Flandria venía mostrando solidez atrás. Sin embargo, el DT confía en la polifuncionalidad de su plantel y en la capacidad del grupo para sostener la intensidad en un partido que promete ser friccionado.
Un partido para jugadores de carácter
El arbitraje estará a cargo de Maximiliano López Monti, en un encuentro que seguramente exigirá precisión, concentración y oportunismo. Para Flandria, la clave estará en mantener la fiabilidad defensiva que sostuvo en las últimas fechas y aprovechar los espacios que pueda dejar un Real Pilar obligado a imponer condiciones por ser local y mejor posicionado.
El Canario sabe que estos partidos no admiten dudas: cada pelota dividida cuenta, cada error se paga caro y cada acierto puede cambiar el rumbo del torneo. La ilusión está intacta y la confianza volvió a florecer. Este sábado, Flandria tendrá una nueva chance de demostrar que llega al Reducido más vivo que nunca.









