El Gobierno anunció una fuerte baja de aranceles a la importación de ropa y calzado para frenar el alza de los precios locales.
El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció una importante reducción en los aranceles a la importación de ropa y calzado. La medida, que busca fomentar la competencia y disminuir los precios en el mercado local, implica la rebaja de los impuestos de importación del 35% al 20%. Además, también se aplicarán reducciones a las telas y los hilados.
Una decisión con impacto directo en los precios
A través de su cuenta en la red social X, el ministro Caputo justificó la decisión argumentando que Argentina sigue siendo el país con la indumentaria más cara de la región y del mundo. De acuerdo con un relevamiento sobre productos de marcas internacionales, una remera en Argentina cuesta un 310% más que en España y un 95% más que en Brasil. Por su parte, una campera es un 174% más cara que en España y un 90% más cara que en Brasil.
Con esta reducción arancelaria, el Gobierno busca alinear los costos de importación con los de países vecinos. Uruguay aplica un arancel del 20% y Paraguay, del 10%, lo que convierte a Argentina en el país con la mayor carga impositiva para la importación de textiles y calzado en la región.
Importación en la industria textil
Si bien el Gobierno sostiene que la medida ayudará a reducir la inflación y mejorar la competencia, la industria textil local ha manifestado su fuerte oposición. Algunos empresarios del sector calificaron la decisión como un “industricidio”, advirtiendo que la apertura sin un plan de estabilización podría poner en riesgo miles de empleos y la producción nacional.
“Para bajar aranceles, primero hay que salir del cepo, bajar impuestos y reducir aportes. Si no se hace de manera sincronizada, esto puede afectar gravemente a la industria”, comentó un referente del sector. Otro empresario señaló que “el mundo está aplicando medidas proteccionistas, mientras que Argentina parece tomar el camino opuesto”.
Un sector en crisis y con altos costos
En febrero, los precios de la ropa y el calzado subieron solo un 0,4%, según el último índice de precios al consumidor (IPC), aunque esto se debió a las liquidaciones de fin de temporada. Sin embargo, en marzo se espera un aumento mayor debido al lanzamiento de la nueva colección. La industria textil argumenta que la caída del consumo y la presión impositiva han generado una desaceleración en el sector, con una suba interanual del 53%.
El Gobierno insiste en que los precios de la ropa y el calzado siguen siendo elevados y que la reducción de aranceles incentivará la baja de los mismos. No obstante, desde el sector empresarial afirman que el problema radica en la inflación y en el estancamiento del dólar, lo que mantiene altos los costos en dólares.
Expectativas y desafíos
La medida se oficializará mediante un Decreto en los próximos días, lo que marcará un punto de inflexión en la política comercial del país. Si bien el Gobierno apuesta por la competencia y la reducción de precios, la reacción del sector productivo sugiere que la transición podría ser conflictiva y generar tensiones.
En los próximos meses se verá si la reducción de los aranceles efectivamente logra abaratar la indumentaria en el mercado local o si, por el contrario, representa un golpe para la industria textil nacional. Lo cierto es que la importación de ropa y calzado se convertirá en un tema clave dentro del debate económico del país.