El diario
La crónica policial suma un nuevo capítulo con un herido de bala en el barrio La Loma, donde el viernes pasado, después de las 17:00, un disparo rompió la calma agobiante.
En plena calle Las Violetas, un joven de 18 años, conocido como “El Pela” González, terminó herido en el muslo derecho tras una discusión que escaló a plomo. Con antecedentes delictivos a cuestas, el herido se negó a recibir atención médica y mantuvo la boca cerrada sobre su agresor, dejando a la Policía con más preguntas que respuestas.
El Infierno del Fondo: Donde las Balas Mandan
El reloj marcó el ritmo de una tarde que parecía derretirse en “El Fondo”, el corazón áspero de La Loma. En la esquina de Las Violetas y Las Azucenas, cerquita del Acceso Oeste, dos tipos se trenzaron en una discusión que no tardó en subir de tono. Los vecinos, testigos mudos de una escena que ya huele a rutina, miraban desde lejos, sin meterse. Hasta que un estruendo seco cortó el aire: un balazo preciso que se clavó en la pierna de “El Pela”, un pibe flaco, alto, de gorra y short de baño, descalzo y con el torso al descubierto.
Herido, González dio un salto torpe, se agarró el muslo y largó un insulto que resonó en el barrio. La gente se movió, pero no mucho. Se corrieron unos pasos, lo justo para no perder detalle del show. “Un tiro le dio”, soltó una vecina desde su puerta, con la resignación de quien ya perdió la cuenta de cuántas veces vio lo mismo. Gritos, insultos y alguna corrida corta llenaron el ambiente, pero nadie levantó un teléfono para pedir ayuda. En esta zona, el código es claro: las balas hablan, las ambulancias no llegan solas.
El Herido Que No Quiere Luz
La Policía llegó tras un llamado al 911, estacionando patrulleros en Las Violetas y la Colectora del Acceso Oeste. Bajaron tranquilos, casi como si supieran lo que iban a encontrar: a “El Pela” sangrando, pero plantado, con la pierna hecha un desastre y la mirada dura. Lo encararon, pero el pibe no soltó prenda. “No vi nada, no sé nada”, fue su mantra. Ni datos del tirador, ni pistas, ni una palabra que lo meta en más problemas. Y cuando le ofrecieron asistencia médica, la rechazó de plano: cero camilla, cero hospital.
El parte oficial fue magro: Sebastián Gastón González, 18 años, herido por arma de fuego en el muslo derecho, orificio de entrada sin salida. “Tanto víctima como imputado serían del malvivir”, tiraron los uniformados, un eufemismo que en la jerga policial apunta a los que andan en el filo de la ley. Pero el herido no colaboró, y el caso quedó flotando en el aire caliente de febrero.
Ajuste, Narcos o Familia: Las Voces del Barrio
En La Loma, los rumores corren más rápido que la Policía. Algunos dicen que fue un ajuste de cuentas, una deuda vieja con un tipo sin nombre que los policías anotaron como “NN masculino”. Otros tiran una pista más jugosa: el tirador sería un familiar de “El Pela”, alguien que lo llamó “gato” –un insulto clásico en el barrio– y que lo reconocen por cómo habla. La bronca, dicen, viene de cerca.
Pero hay una tercera línea que pesa más: una vendetta narco. Cuentan que González le debía guita a un tranza pesado de la zona, un tal “Emi”. Hace tiempo, “El Pela” habría salido corriendo de una emboscada, metiéndose en casas ajenas para salvar el pellejo, y alguien lo marcó como “tranza”. Este viernes, dicen, “Emi” lo encontró y le pasó factura con un calibre 22. Algunos vecinos juran que antes del disparo que dejó herido a González, se escucharon cinco tiros más a lo lejos, como si fueran un aviso al aire.
La Pesquisa: Un Fantasma y un Herido Mudo
La Fiscalía 10 entró en escena y caratuló el caso como “Averiguación de ilícito”. El Grupo Táctico Operativo ya está en la calle, pero sin el relato del herido, la cosa pinta difícil. Los canas fueron a buscar a “Emi” a su casa, donde vive con su pareja, pero el tipo se esfumó. Lo único firme es que “El Pela” se tomó la pierna, puteó y cerró el pico. No dio nombres, no pidió nada. Un herido que carga su cruz en silencio.
En “El Fondo”, la violencia es un ruido de fondo que no para. Un pibe herido por un balazo, un barrio que mira y una investigación que arranca coja. La pregunta sigue abierta: ¿quién apretó el gatillo? Por ahora, La Loma guarda el secreto, y “El Pela” se lo lleva con él, rengueando bajo el sol que no perdona.
