La última competencia del Danger Quattro volvió a confirmar lo que se viene anticipando desde hace meses: una categoría marcada por la paridad, la estrategia y el altísimo nivel de sus pilotos.
En una carrera vibrante de principio a fin, el experimentado corredor y periodista Coco Calos se alzó con la victoria tras una destacada actuación que reafirma su vigencia en la Regularidad del certamen.
El Danger Quattro continúa consolidándose como una de las categorías más apasionantes del automodelismo de regularidad, combinando precisión, constancia y una competencia sumamente ajustada entre máquinas y pilotos. La última fecha lo dejó en claro: siete corredores cruzaron la meta en la misma vuelta, con diferencias mínimas entre sí, un hecho inusual que demuestra el equilibrio técnico y deportivo que caracteriza al campeonato.
Una carrera con final cerrado
Coco Calos se quedó con el primer puesto tras completar 200.51 vueltas netas, imponiéndose por un margen estrecho sobre Juan Iacono, quien logró una remontada espectacular hasta el segundo lugar con 199.39 vueltas. El podio lo completó Daniel Hanna, que con 197.12 vueltas consolidó su posición como uno de los pilotos más consistentes del año.
El propio Calos destacó tras la carrera el nivel competitivo del campeonato y el trabajo en equipo detrás de cada piloto. Su victoria, construida sobre una estrategia inteligente y un manejo preciso, refuerza su condición de candidato firme al título de la temporada.
Detrás del trío de punta, la competencia fue tan intensa como pareja. Del cuarto al noveno lugar, siete pilotos completaron 196 vueltas, separados por apenas décimas. En ese grupo de elite arribaron Carlos Reyes (196.96), Roberto Silvestri (196.68), Dani Putrino (196.50), Diego Comisario (196.45) —actual bicampeón de la categoría—, Roberto Rotemberg (196.29) y Marcelo Milone (196.13), quien esta vez se ubicó más lejos del podio que en sus actuaciones habituales.
Un campeonato al rojo vivo
Con estos resultados, el Danger Quattro se mantiene en una situación de absoluta paridad. Los primeros puestos del campeonato están separados por apenas unos pocos puntos, lo que anticipa un desenlace apasionante en las próximas fechas. Cada vuelta y cada detalle mecánico puede ser decisivo, reflejando el espíritu de una categoría donde la precisión y la estrategia pesan tanto como la velocidad.
El cuarto grupo de pilotos, que cerró el top ten, mostró también un rendimiento sólido y regular. La Tía (194.46), Roberto Lancioni (194.14), Trapo Milone (193.43), Oscar Camafreitas (192.03), Daro Fernández (192.29) y Exequiel Panzieri (181.21) completaron el clasificador en una competencia que mantuvo el interés de principio a fin.
Una categoría en crecimiento
El Danger Quattro no solo se destaca por el alto nivel de sus protagonistas, sino también por el profesionalismo de su organización y el compromiso de quienes forman parte de esta comunidad automovilística. La combinación de reglamentos claros, autos equilibrados y pilotos experimentados ha dado como resultado una categoría modelo, donde el espectáculo y la deportividad son protagonistas.
Los organizadores expresaron su satisfacción por el éxito de la jornada y el constante crecimiento del certamen: “Cada carrera demuestra que el Danger Quattro está en un momento excepcional. La paridad, el respeto entre pilotos y la calidad técnica de las máquinas son el sello distintivo de esta categoría”, señalaron.
La emoción del Danger Quattro no se detiene
Con esta nueva fecha, el campeonato entra en una etapa decisiva. La mínima diferencia en el puntaje entre los primeros coloca a la próxima competencia como una verdadera final anticipada. La expectativa crece entre los fanáticos, que ven en cada carrera del Danger Quattro una muestra de destreza, pasión y compañerismo.
En definitiva, lo ocurrido en esta última fecha no hace más que ratificar que el Danger Quattro es hoy una categoría de excepción dentro del automodelismo argentino, donde cada piloto, cada vuelta y cada estrategia cuentan. El cierre del campeonato promete ser tan vibrante como la propia esencia de esta disciplina, en la que la precisión y la emoción se miden al milímetro.






