La alerta sanitaria se reactivó a nivel internacional tras la detección y rápida propagación de la nueva variante NB.1.8.1 del virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó un repunte significativo de casos en regiones del Mediterráneo oriental, el Sudeste Asiático y el Pacífico occidental, mientras se afianza la circulación comunitaria en ciudades clave de Asia y América del Norte.
Esta nueva variante, identificada por primera vez en Asia oriental, ya representa cerca del 11% de las muestras secuenciadas globalmente a mediados de mayo, lo que encendió las alarmas epidemiológicas. En paralelo, se registró un aumento sostenido de hospitalizaciones en China, Hong Kong y Taiwán, aunque sin evidencia de mayor virulencia.
El virólogo Subhash Verma, de la Universidad de Nevada, advirtió que la NB.1.8.1 no parece más grave, pero tiene una ventaja de crecimiento frente a otras variantes: se propaga con más eficiencia y muestra una mayor afinidad con las células humanas. A pesar de ello, la OMS la mantiene bajo la categoría de “variante bajo monitoreo”, con un riesgo global considerado aún bajo.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) confirmaron que la variante fue detectada en pasajeros procedentes de Asia y Medio Oriente. Las autoridades de salud reforzaron los controles en aeropuertos como los de California, Virginia y Nueva York, mientras la vigilancia epidemiológica se intensifica.
Un escenario complicado por decisiones políticas
A la expansión viral se suma un giro polémico en la política sanitaria de Estados Unidos. El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., anunció que las vacunas contra el COVID-19 ya no se recomiendan para niños sanos ni mujeres embarazadas. Esta decisión, criticada por expertos como carente de respaldo científico, podría debilitar la inmunización en sectores vulnerables justo cuando el virus vuelve a mostrar señales de expansión.
La FDA, por su parte, limitó la autorización de dosis actualizadas a mayores y personas con condiciones de riesgo, exigiendo ensayos clínicos adicionales para la vacunación masiva. Esto, según especialistas, podría provocar demoras y generar confusión en la población.
Medidas de alerta y recomendaciones
A pesar del cansancio social frente a las restricciones sanitarias, los profesionales insisten en mantener medidas de cuidado básicas: lavado frecuente de manos, uso de barbijos en espacios cerrados y concurridos, y quedarse en casa ante la aparición de síntomas. La infectóloga Amy Edwards, de la Universidad Case Western Reserve, recordó que incluso cuadros leves pueden ser contagiosos y que el barbijo sigue siendo una herramienta eficaz.
En ciudades como Hong Kong, las autoridades han vuelto a recomendar su uso en transporte público, reeditando medidas que habían sido relajadas. El objetivo: evitar una escalada mayor de contagios en plena reconfiguración del panorama viral.
Historia y contexto local: de la pandemia al presente
Esta nueva alerta llega cuando muchas localidades ya habían desarmado sus sistemas de emergencia pandémica. Tras los picos de 2020 y 2021, la mayoría de las comunidades experimentó una recuperación progresiva, acompañada por campañas de vacunación masiva y una reducción sostenida de casos graves. Sin embargo, la aparición de nuevas variantes recuerda que la lucha contra el COVID-19 no ha terminado.
Hoy, la NB.1.8.1 pone a prueba la resiliencia de los sistemas sanitarios y la capacidad de respuesta de los gobiernos. Con la experiencia acumulada, los especialistas llaman a no bajar la guardia y a mantener activos los mecanismos de prevención, monitoreo y comunicación ante cualquier nueva amenaza epidemiológica.