El paro general de 36 horas convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para este miércoles y jueves promete paralizar buena parte de los servicios públicos, pero una de las grandes incógnitas gira en torno a los colectivos.
En las últimas horas, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), gremio que agrupa a los choferes del transporte público terrestre, confirmó que no se sumará formalmente a la huelga, aunque las internas dentro del sindicato y las tensiones políticas podrían cambiar el escenario a último momento.
La postura oficial de la conducción sindical que encabeza Roberto Fernández es no adherir al paro por la vigencia de una conciliación obligatoria dictada en el marco del conflicto salarial con las empresas del sector. Sin embargo, voces dentro de la propia UTA ponen en duda la validez de ese argumento como impedimento para participar de una medida gremial más amplia.
La grieta en la UTA: ¿división o estrategia?
El abogado y referente de la agrupación interna “Verde” de la UTA, Gabriel Gusso, sostuvo que la conciliación obligatoria no impide sumarse al paro general. “Es un acto administrativo que aplica únicamente al conflicto con las cámaras empresarias del sector del transporte”, explicó en una entrevista radial. Desde su mirada, la decisión de no adherir responde a una actitud de “prudencia legal” del secretario general Fernández, quien “comparte el reclamo” pero evita quedar expuesto jurídicamente.
La situación genera suspenso: ¿puede haber paro de colectivos igualmente? Gusso no lo descarta. “Si Fernández interpreta que la conciliación no lo limita, mañana puede estar haciendo la huelga”, aseguró, dejando abierta la posibilidad de un cambio de postura de último momento.
La presión del Gobierno y la interna sindical
Desde el entorno de la UTA reconocen que el Gobierno nacional, encabezado por Javier Milei, ejerce una presión constante sobre los líderes gremiales para debilitar la protesta. “Hay una actividad de inteligencia sobre los sindicatos. Hay un área específica en la SIDE para controlar a los partidos políticos y organizaciones sindicales”, denunció Gusso en declaraciones radiales, revelando un clima de tensión e intimidación que se vive en el mundo gremial.
En este contexto, la UTA comunicó formalmente su decisión de no adherirse a la huelga tanto al jefe de Gabinete Guillermo Francos como al secretario de Trabajo Julio Cordero, como parte de un gesto en medio de la negociación paritaria. La prioridad, según expresaron desde el gremio, es garantizar los aumentos salariales para los trabajadores del sector.
¿Qué implica para los usuarios de colectivos?
Si se mantiene la decisión original de la UTA, el impacto del paro en el transporte será menor en comparación con otras áreas del Estado. A diferencia de los trenes, cuyos sindicatos ya confirmaron su adhesión, los colectivos seguirán circulando, al menos en principio. Esto permitirá a quienes quieran ir a trabajar el jueves —o retirarse en la tarde del miércoles, cuando comienza la medida— contar con un medio de transporte público disponible.
Sin embargo, el escenario es dinámico y podría modificarse. En caso de que la conducción de la UTA reevalúe su postura, el servicio de colectivos podría suspenderse en todo el país, afectando a millones de usuarios, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde el colectivo es uno de los medios más utilizados.
Un paro con impacto parcial, pero movilización asegurada
La jornada de lucha comienza este miércoles a las 15 con una movilización al Congreso, donde sindicatos y organizaciones sociales acompañarán la habitual marcha de jubilados. El paro general del jueves, el tercero desde la asunción de Milei, se sentirá con fuerza en el sector educativo, bancario, judicial y en la atención en hospitales públicos.
El secretario general de la CGT, Héctor Daer, anticipó una gran capacidad de movilización: “La marcha va a ser importante, no tengo dudas. Las últimas protestas ya demostraron la fuerza del movimiento obrero”.
Además, la central obrera confirmó que el plan de lucha continuará con una movilización masiva el 1° de mayo, en el Día del Trabajador, sumando un nuevo capítulo al enfrentamiento entre los sindicatos y el Gobierno nacional.
¿Habrá colectivos o no?
La pregunta del millón sigue sin respuesta definitiva. Todo depende de una posible reinterpretación legal dentro de la UTA y de la presión que puedan ejercer tanto las bases del gremio como la dirigencia sindical y política. Si bien por ahora el gremio no se suma institucionalmente al paro, las señales son ambiguas y un cambio de rumbo de último minuto no está descartado.
Mientras tanto, los usuarios deberán mantenerse atentos a las novedades de último momento, ya que una eventual adhesión de la UTA podría modificar drásticamente el funcionamiento del transporte público este jueves.