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Médicos que se desempeñaban en los programas de VIH, lepra y tuberculosis dependientes del Ministerio de Salud, a cargo de Mario Lugones, presentaron su renuncia “ante el desmantelamiento de varias áreas
En un hecho sin precedentes, médicos especializados en programas clave como VIH, lepra y tuberculosis, dependientes del Ministerio de Salud de la Nación, presentaron sus renuncias en los últimos días, denunciando el “desmantelamiento” de sus áreas y advirtiendo sobre un “grave riesgo” para la salud pública argentina.
Este éxodo de profesionales, que incluye a expertos de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DiCEI), pone en jaque años de avances en prevención y control de enfermedades, en medio de un ajuste drástico impulsado por la gestión libertaria del ministro Mario Lugones.
“La Salud Pública No Es un Gasto”
Los médicos renunciantes emitieron un comunicado contundente: “No vamos a ser parte de un Ministerio donde los programas esenciales no pueden cumplir con las obligaciones básicas que marca la Ley”. En su carta, destacaron que su decisión responde a un acto de “ética médica, responsabilidad cívica y profesional”, y lanzaron una advertencia urgente: “La salud pública no es un gasto, es una inversión en la vida y el bienestar de toda la sociedad”.
El malestar de los profesionales se centra en la falta de planificación, los recortes presupuestarios y las decisiones que, según denuncian, “priorizan el ajuste a corto plazo” por encima de políticas de prevención. Además, cuestionaron la estigmatización del personal sanitario por parte del Ministerio, que los ha tildado de “ñoquis” o “casta privilegiada”, a pesar de su formación y compromiso de años.
El Desmantelamiento de la DiCEI: Un Golpe a la Prevención
La crisis estalló tras un ajuste severo que impactó directamente en la DiCEI, organismo encargado de garantizar la seguridad, calidad y accesibilidad de las vacunas en todo el país. Este ajuste incluyó el despido del 30% del personal, entre ellos figuras clave como María Del Valle Juárez y Nathalia Katz, expertas en hepatitis A y campañas antigripales con más de 13 años de trayectoria, y Gabriela Elbert y Marcela Yunes, esenciales en el control de brotes de sarampión.
Carolina Selent, infectóloga y una de las renunciantes, expresó su preocupación: “Es cuestión de tiempo que todo caiga como en cascada”. Según explicó, la falta de reemplazos en áreas críticas como seguridad de vacunas, vigilancia de coqueluche y hepatitis A, sumada a la ausencia de expertise en el manejo de brotes, está dejando al país vulnerable. “El brote de sarampión se dispersó porque no se pudo bloquear como se debía. Las coberturas de vacunación están bajas y esta enfermedad es altamente contagiosa”, alertó.
Médicos al Límite: “No Tiene Sentido Seguir”
Selent también describió el deterioro de las condiciones laborales: “Nos llaman ñoquis, pero somos profesionales con años de formación que ganábamos salarios bajos porque nos apasiona lo que hacemos. Con este maltrato y políticas con las que no estamos de acuerdo, no tiene sentido seguir”. La infectóloga señaló que el sueldo en el Ministerio es comparable al de una guardia médica, pero sin el desgaste emocional y profesional que implica “quedar pegados” a decisiones que consideran peligrosas.
Por su parte, Nathalia Katz, otra de las despedidas, lamentó la pérdida de avances históricos: “Estábamos retrocediendo más de 15 años en el registro nominal de vacunación, un sistema que nos destacaba en la región”. Katz destacó que la DiCEI era un referente mundial en inmunización, con consultas constantes de otros países sobre su modelo de trabajo. “No podemos creer lo que está pasando”, confesó.
Una Gestión Desconectada: “No Saben lo que Hacemos”
Uno de los puntos más graves, según los médicos, es el desconocimiento de las autoridades sobre las funciones de las áreas afectadas. “En la DiCEI estuvimos meses sin director. Ahora hay una directora, pero viene del área de VIH, no de vacunas. Creen que todo puede seguir funcionando como si nada porque no saben lo que hacemos”, afirmó Selent. Este vacío de liderazgo y expertise, combinado con los despidos, ha generado un clima de caos e improvisación.
El ministro Nicolás Kreplak, desde la provincia de Buenos Aires, se sumó a las críticas: “Es una tristeza ver cómo se destruye en meses el trabajo de décadas. Reconstruir un sistema de salud con perfiles técnicos llevará muchísimo tiempo. No estamos dimensionando el daño del ajuste”. Kreplak advirtió que las renuncias reflejan la imposibilidad de cumplir con obligaciones legales en un contexto de recortes extremos.
Más Allá de las Vacunas: VIH, Cáncer y Remediar en Riesgo
La crisis no se limita a las vacunas. Selent denunció que en el programa de VIH “quedaron solo dos médicos, no se compran preservativos ni reactivos”. En el Instituto Nacional del Cáncer, hay problemas con la compra de morfina, y el Programa Remediar también enfrenta complicaciones. Además, cuestionó la decisión de delegar la compra de vacunas a las provincias: “Lugones firmó un acuerdo para que usen el fondo rotatorio. No podés dejar que cada provincia haga lo que quiera con esto”.
Un Futuro Incierto para la Salud Pública
Con solo tres profesionales restantes en el área médica de la DiCEI, el panorama es alarmante. La combinación de renuncias, despidos y falta de planificación amenaza con desarticular un sistema que fue ejemplo en la región. Los médicos advierten que enfermedades controladas como el sarampión y la coqueluche podrían resurgir, mientras las bajas coberturas de vacunación agravan el riesgo.
En este contexto, la renuncia de estos médicos no es solo un acto de protesta, sino un grito de alerta: la salud pública argentina está en un punto de inflexión. Sin una reversión urgente de las políticas actuales, el costo humano podría ser incalculable. Como afirmó Selent: “No todo el mundo va a aguantar cualquier cosa. Nos está haciendo mal a la salud mental seguir sosteniendo esto”.
